Bienvenida a esta meditación.
Encuentra una posición confortable, sentada tal vez en un sofá o sobre una alfombra… rodeada de cojines o almohadas que le den soporte a tu espalda, a tus brazos, a tu cuerpo.
A tu tiempo, cierra los ojos para sentir cómo llegas a este momento, a este espacio en el que nutrirte y nutrir a tu bebé.
Escucha los sonidos a tu alrededor. Tal vez oyes u oigas a tu bebé, o tal vez es el sonido del sacaleche… tal vez son los niños que juegan cerca… sonidos de la calle… de la casa…
No sientas la necesidad de cambiar nada. Reconoce y acepta esos sonidos y los pensamientos que vienen a tu mente tal y como son, mientras empieza a enfocarte en tu respiración.
Obsérvala. Permite que sea espontánea, tal y como es.
Lleva tu atención ahora al centro de tu ser. Visualiza tu corazón expandiéndose con cada inhalación...
Toma el aire y suéltalo…
Inhala… siente el aire expandir tu abdomen, tu torso, tu pecho. Y déjalo salir por tu boca suavemente.
Llena tu cuerpo, uno, dos, tres. Pausa brevemente… y exhala, tres, dos, uno.
Llénate de aire, uno, dos, tres. Pausa nuevamente… y suelta, tres, dos, uno.
Sigue respirando a tu ritmo. Llenándote, expandiéndote, soltando y vaciándote.
Siente una energía cálida que viaja a través de tu columna, desde el coxis hasta tu nuca, relajando cada músculo que sostiene tus vértebras. Visualiza una luz o tal vez siente un calor que se irradia desde el centro de tu pecho, a tu abdomen y a lo largo de tu espalda.
Siente cómo tus pies, tus piernas, se relajan con ese calor que les llega desde tu centro vital.
Tu abdomen, tu pecho, tu cuello se relajan también. Tu rostro, tu mandíbula se entrega, tu frente se entrega y sientes el peso de tus párpados cerrados cada vez más descansados.
Confía que en este momento… todo está bien… todo es como debe ser.
Visualiza a tu bebé… ya sea que esté en tus brazos o no.
Siente su calor, su piel en contacto con la tuya, su respiración sobre tu pecho, sus sonidos mientras se nutre de tu leche, de tu abundancia, de tu energía amorosa, protectora.
La temperatura que los envuelve es tan agradable. Los sonidos que los rodean son suaves y relajantes. La luz es tenue, cálida, envolvente.
Los bebés no nacen sabiendo succionar. Las madres no venimos al mundo sabiendo amamantar. Aprendemos juntos a nutrirnos a través de la leche, del contacto, de la cercanía, de la entrega, la paciencia y la confianza.
Hoy, enfocaremos nuestra energía en la confianza.
Confianza en el aprendizaje. Yendo juntas, juntos en este camino de la lactancia: tú y tu bebé. También sabrás dar la bienvenida a aquellas personas que pueden ayudarte a ganar confianza, que te apoyen sabiendo que lo estás haciendo bien, con cuidado, con amor, con entrega. Aunque no siempre sea fácil. Aunque a veces el dolor o el cansancio se impongan. Encontrarás compañeras y compañeros que te sostendrán en este tiempo hasta que juntos, tú y tu bebé hallen el camino más amoroso y nutritivo para vivir este tiempo con conexión profunda.
Inhala y exhala con confianza…
Confianza en que tu leche es nutritiva, es suficiente, es abundante.
Visualiza a tu bebé sano, sana, fuerte… creciendo en la abundancia del alimento más nutritivo que existe.
Siente su peso en tus brazos. Está creciendo! Sientes su cuerpo cada vez más fuerte. Irradia salud: su piel es tan suave, su mirada te reconoce y conecta con la tuya tan profundamente, sus músculos son cada vez más fuertes y puede sostenerse y moverse para explorar este mundo maravilloso...
Siempre que dudes de tu abundancia, siempre que creas que no es suficiente, vuelve aquí… a conectar con tu respiración…
Tu respiración profunda y una visualización amorosa de tu bebé pueden ayudarte a estimular la producción de tu nutritiva leche.
Confía en tu respiración.
Inhala y exhala con confianza…
Tu bebé no sólo mama para alimentarse de tu leche. Tu bebé mama para sentir seguridad, protección con o en tu presencia. Mama para sentir el contacto profundo contigo pues esto le da calma e invita a conciliar el sueño, a sentir plena satisfacción en tu cuidado envolvente y amoroso.
Confía… en que cuanto más te relajes… cuanto más respires con consciencia buscando estar presente para ti misma… tu bebé sentirá lo mismo que tú: nutrida, nutrido con el alimento, con el amor, con tu presencia.
Confía en ti. Confía en tu bebé y en el camino que están haciendo juntos hacia una conexión profunda, tan especial, tan completa, tan única.
Cuando lo sientas, abre tus ojos y sigue tu día o tu noche… inhalando confianza. Exhalando confianza.
Namaste
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